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Cultura Financiera

Los problemas financieros nos afectan a todos en algún momento de nuestras vidas. Tenemos problemas financieros no porque seamos tontos, sino porque nos falta criterio bíblico para tomar decisiones económicas. No tenemos la información adecuada porque no se nos ha enseñado a manejar nuestro dinero de acuerdo a la Palabra de Dios.

A veces cuando queremos arreglar el auto, especialmente los varones, vamos y miramos en el manual que vino de la compañía. Leemos toda la información y todas las instrucciones. Después vamos y lo arreglamos, porque nos hemos preparado para hacerlo.

Sin embargo, cuando se trata de las finanzas no leemos nada, no nos preparamos, no le preguntamos a nadie cómo manejar mejor las finanzas. No le comentamos nuestros problemas a nadie. Pero Dios sí lo sabe. Así es que Dios le quiere desafiar ahora mismo a que se prepare y comience a manejar su dinero de acuerdo a sus principios y a su santa Voluntad.

Quiero darle tres consejos prácticos, tres principios que le ayudarán a manejar mejor sus finanzas. Proverbios 24:3 y 4 dice: “Con sabiduría se edificará la casa, y con prudencia se afirmará; y con ciencia se llenarán las cámaras de todo bien preciado y agradable”.

Sabiduría no es tener conocimiento, o poseer cierta información. Es información, conocimiento y entendimiento sumados al criterio de saber qué es lo correcto que se debe hacer. Santiago, capítulo 1, nos enseña que si alguno de nosotros tenemos necesidad de sabiduría, se la pidamos al Señor.

Entonces, mi primer consejo: comience el día de hoy a orar con regularidad: “Señor, necesito de Tu sabiduría para manejar mi vida económica y me comprometo delante de Ti a obedecer tus preceptos”. No menosprecie el poder de la oración. Comience a orar al Señor pidiendo sabiduría financiera, y Él se la concederá. Comience el día de hoy, hágalo quizás durante las comidas, pero comience a hacerlo ahora.

La prudencia, por otro lado, es esencial para el éxito económico a largo plazo. Muchas de las pérdidas económicas que observamos entre los hombres de negocios de Latinoamérica se deben a inversiones erradas y apresuradas decisiones en el ámbito de los negocios.

Segundo consejo: comience a aplicar la prudencia en su toma de decisiones económicas. Tómese un tiempo razonable para orar y buscar en la Palabra de Dios la dirección del Señor tanto en las inversiones pequeñas como en las más importantes. A pesar de que usted “sienta” que el Señor quiere que haga algo, no siga los sentimientos que tiene en el corazón, siga la Palabra de Dios. Recuerde: “Engañoso es el corazón…”.

Finalmente, la palabra “ciencia” se traduce en la Nueva Versión Internacional como “buen juicio”. La única manera de poder tener buen juicio en la toma de decisiones es tener la información correcta, educarse. Aquí está el tercer consejo: Edúquese. Invierta tiempo de ahora en adelante, en aprender sobre mayordomía integral: cómo Dios quiere que usted administre las tres “T”: tiempo, talento y tesoros. Así no sólo evitará la esclavitud financiera, sino que terminará para siempre con ella.

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