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Cultura Financiera

No importa si usted es un hombre de negocios o un ama de casa, el cobro de deudas siempre resulta difícil y, en muchos casos, incluso termina una relación de amistad, de familia y hasta de socios. Aquí le daremos algunas recomendaciones.

Recientemente un doctor me escribió para preguntarme qué debería hacer con sus pacientes deudores. Él se preguntaba si debía usar un servicio de cobros, o hacer una demanda en contra de los pacientes deudores, o anular las cuentas pendientes y olvidarse de ellas.

El principio bíblico que se aplica a este tipo de situación se encuentra en el capítulo 18 del libro de San Mateo. En este pasaje, Dios describe que él quiere y desea compasión de su pueblo más que sacrificios. Encontramos aquí un principio que podemos poner en práctica: hay que esforzarse por ser misericordioso en lugar de rencilloso. Debe haber un equilibrio en cada una de nuestras vidas, entre el ser débil y ser rencilloso, especialmente en la vida de un cristiano.

Permítame darle algunas recomendaciones para el cobro de deudas. Antes que nada debo mencionar que no creo que a Dios le agrade que un cristiano use un servicio de cobros o a un cobrador. Si usted usa dicho servicio de cobro y ese servicio usa alguna forma o medida que usted no usaría, Dios lo hará a usted responsable de esa acción, porque el servicio de cobros lo representa a usted.

Algo práctico que le recomiendo a la mayoría de los profesionales, particularmente doctores, contadores, abogados y dentistas, es que trabajen solamente a base de pagos en efectivo. Esto tal vez signifique que deba bajar sus cuotas o tarifas para poder recibir solamente pagos al contado, que en sí no es mala idea. Personalmente creo que es prudente investigar a personas que dicen no poder pagar sus gastos, porque hay personas legítimamente necesitadas y también están aquellos que se aprovechan de la benevolencia, abusan, engañan; y eso no lo debemos permitir. Si usted encuentra una persona que tiene una necesidad legítima, provéase de un plan a su medida.

Por ejemplo, conozco a un doctor que aparta un día cada dos semanas para hacer ministerio a las personas necesitadas que no pueden costearse el pago de sus servicios. Tal vez ellos no puedan pagar el costo completo de la visita a la clínica, pero pueden pagar algo de la cuota. Si ellos no pueden pagar nada, tal vez hay algo que pueden hacer como trueque, a manera de servicio. Tengo amigos que permiten que las personas trabajen para pagarle sus servicios profesionales. Un doctor tiene una señora que viene y realiza el aseo de la clínica, un paciente poda el césped y otro le hace el mantenimiento de su auto. Básicamente, ellos se han adaptado a un sistema de trueque. Todo el mundo tiene algo que pueda cambiar en trueque aunque solo sea su tiempo.

Cuando se trata de cobrarle dinero a alguien, usted debe saber cuáles son las necesidades de esas personas así que póngase en contacto directo con quienes le deben dinero, hágales saber que usted está dispuesto a permitirles que trabajen para pagar la deuda. Usted debe estar dispuesto a hacer cualquier cosa que esté a su alcance para poder ayudarles a cubrir esa deuda. Si después de esto aún no le pagan, las Escrituras nos enseñan a borrar esa deuda y olvidarnos del asunto, con el entendimiento de que hemos hecho todo lo posible para ayudarles y que ya no vale la pena ayudarlos más.

Por último, otra opción es estar dispuesto a anular y perdonar esa deuda, continuar brindando sus servicios ejerciendo así compasión.

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