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Cultura Financiera

A medida que pasa el tiempo, es más la gente que busca consejos financieros. Muchos carecen del conocimiento correcto sobre cómo usar el dinero. Por ello, caen en deudas o pierden lo que tienen. Ignoran que, si hubieran escuchado consejos sabios a tiempo, podrían haber evitado las dificultades económicas. Así pues, escuchar a otros puede rescatarnos o salvarnos la vida, en términos monetarios.

El primer lugar para buscar consejo es la Biblia, la santa Palabra de Dios. El Salmo 119:24 dice: «Tus testimonios son mis deleites y mis consejeros». Además, Hebreos 4:12 dice: «Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón».

Este es un libro viviente que nuestro Señor usa para dirigir nuestras vidas. Sabemos que siempre debemos recurrir a la Palabra de Dios y usar Sus principios como primer filtro previo a una decisión financiera. Si las escrituras responden claramente a nuestros interrogantes, no es necesario seguir buscando.

Si la Biblia no es específica acerca de un asunto en particular, debemos pedir el consejo de gente sabia, escuchar a muchos consejeros. Proverbios 15:22 dice: «Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; mas en la multitud de consejeros se afirman».

Con el paso del tiempo, y mientras más crece el ministerio de Cultura Financiera, más reconocemos la necesidad de capacitar a varios consejeros. Cada uno de nosotros, tiene conocimientos y experiencias limitadas. Necesitamos unos de otros, con nuestros propios trasfondos personales. Esto nos dará perspectivas y opciones que de otra manera quizá nunca hubiéramos considerado.

Otra forma práctica de aplicar el principio de los múltiples consejeros es involucrarse en un grupo pequeño. Miles de parejas en todo el continente se reúnen en grupos pequeños para orar y estudiar la Palabra de Dios juntas. El consejo de estos amigos no solo beneficia su economía familiar, sino que contribuye en gran manera a su salud espiritual y emocional.

Si eres casado, es probable que tu esposa sea la primera fuente de consejo humano a la que recurres. Los cónyuges son uno: las mujeres tienden a estar dotadas de una sensibilidad y naturaleza intuitiva maravillosa, que por lo general es muy atinada; los hombres tienden a enfocarse objetivamente en los hechos. El esposo y la esposa necesitan del otro para lograr el equilibrio adecuado que requiere una decisión correcta.

Recuerda que la Palabra de Dios dice que las esposas son “ayuda idónea” para el esposo. Atención, “ayuda idónea” no es sinónimo de “ayuda y dueña”. Dios honra la función de la esposa como complemento del esposo. Muchas veces el Señor se comunica más claramente con el esposo, a través de la esposa. Esto pasa porque los varones tienden a ser un tanto necios y no escuchan la voz del Señor. La mujer, en cambio, está mejor conectada en su relación con Dios. Es por eso que, a veces, Él le dice a la mujer: «Mira, dile a tu esposo tal y cual cosa porque no se lo puedo decir directamente a él…».
Buscar el consejo del cónyuge también ayuda a madurar y a preservar la relación. Las consecuencias de cada decisión las experimentarán en conjunto. Ya lo sabes, rodéate de consejos sabios para evitar las penas financieras. ¡Alguien sabio es alguien que escucha consejos!

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