Robert Freeman solía decir: “El carácter no se forja en los momentos de crisis… sólo se demuestra”. Por otro lado, “Carácter es lo que tú eres cuando nadie te ve”, decía D.L. Moody.
Dave Anderson cita un estudio realizado entre los más altos ejecutivos de las quinientas empresas más grandes de Estados Unidos. El estudio dice que el setenta y uno por ciento de estos ejecutivos indicaron que el carácter personal del individuo es la característica más importante en el proceso de ascenso en la escalera corporativa.
Anderson asevera que la falta de carácter personal que te llevará a la mediocridad se manifiesta en la informalidad para cumplir con las fechas límites para tu compromisos, falta de capacidad para perseverar en medio de las dificultades, negatividad a aceptar la responsabilidad individual por las acciones personales, no ser de confianza ni leal, una ética de trabajo deficiente y el estar motivado para decidir y actuar por motivos inapropiados, erróneos y egoístas.
Tengo un amigo en Estados Unidos que se compró una casa nueva hace algunos años atrás. Se llama Carlos. Después de vivir en la casa por unos seis meses, comenzó a notar que una de las paredes tenía una grieta. Tomó la guía de teléfono, buscó un carpintero y lo contrató para que arreglara la grieta que tenía la pared.
Después de un arduo día de trabajo, el carpintero terminó su labor y le pasó a Carlos una tremenda cuenta.
Pasó el tiempo, y unos tres meses más tarde Carlos se levantó una mañana para encontrar no solamente que todavía tenía la grieta original en la misma pared que acababa de arreglar, sino que ahora tenía a toda la “familia grieta” en su pared: Papá Grieta, Mamá Grieta y como ¡siete u ocho grietitas en diferentes lugares!
Nuevamente llamó al carpintero que le había hecho el arreglo original para que le viniera a colocar otra vez el yeso a la pared con problemas. Dos días más tarde, la pared quedó como nueva.
Los días pasaron, se hicieron semanas y una buena mañana Susana, la esposa de Carlos, se levanta para desayunar y se encuentra, de pronto, con un ejército de grietas en la misma infame pared. Allí estaba, frente a ella, toda la infantería, caballería y artillería del País de las Grietas.
Mi buen amigo, entonces, sintiéndose totalmente defraudado económicamente, decidió llamar a otro carpintero diferente. Cuando el nuevo carpintero llegó, observó las grietas, examinó la pared, bajó al sótano de la casa, subió al techo y le dijo a mi amigo:
–No le puedo ayudar, señor –dijo el carpintero.
– ¿Qué? ¿Cómo que no me puede ayudar? ¿No es usted un carpintero? ¿No arregla paredes de yeso? – contestó Carlos.
–Sí, soy carpintero y arreglo paredes de yeso, pero usted no necesita un carpintero. Su problema no son las grietas. Usted tiene un problema en los cimientos de su casa. Las columnas se están moviendo y hasta que usted no repare el fundamento de la edificación siempre va a tener grietas en esa pared. Lo que usted necesita es un albañil.
Esta historia me ha proporcionado a través de los años una buena ilustración sobre cómo resolver los problemas que no nos permiten alcanzar el éxito en la vida.
Mi experiencia personal me ha demostrado que, en la gran mayoría de los casos, los problemas que confrontamos en la superficie son sólo la consecuencia de otros problemas más profundos en nuestras vidas.
A menos que establezcamos fundamentos sólidos e inamovibles en las bases de nuestra vida, nuestra pared del éxito continuará mostrando grietas. Debemos entender que el problema de no llegar a fin de mes no está en que no ganamos lo suficiente, sino que tiene que ver con una cuestión de orden, paciencia, dominio propio, o quizás, con una comunicación honesta en nuestra vida matrimonial. Arregle los cimientos de su vida y olvídese de las grietas.
Tomado del libro ¿Cómo llego a fin de mes? del autor Dr. Andres Panasiuk y publicado
por Grupo Nelson, Nashville, TN.