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Cultura Financiera

A veces para salir de las deudas uno tiene que hacer un tremendo plan de escape. En 1963, John Sturges, dirigió la película “El gran escape” basada en un hecho real, que ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial.

Stalag Luft III, un campo nazi de prisioneros, a unos 160 kilómetros al sudeste de Berlín, era un inmenso complejo donde llegaron a tener a casi 10.000 prisioneros de guerra aliados. En 1944 había en ese campo un grupo de soldados decididos a escapar. Su meta era facilitar la huida de casi 250 hombres en una noche, algo que requeriría la mayor cooperación de todos los prisioneros. Nunca se había intentado un escape tan atrevido

Lograr dicho escape de un campamento de guerra alemán era una tarea extremadamente compleja. Por supuesto que existía el reto de cavar a escondidas los túneles por donde escapar. Juntos, los prisioneros diseñaron los túneles, los cavaron, los camuflaron con pedazos de madera sacados de sus camas e hicieron desaparecer la tierra de una forma admirablemente original. Hicieron llegar aire a los túneles con fuelles hechos por ellos mismos. Crearon pequeñas tarimas de transporte para moverse a través de los túneles. Incluso iluminaron con luz eléctrica los estrechos pasajes. Se necesitó un ejército de prisioneros para encontrar y sustraer los materiales requeridos para fabricar los túneles.

A pesar de lo difícil que fue cavar los túneles, decidir la forma de escapar fue sólo una parte del plan global. Cada hombre que quería escapar necesitaba una gran cantidad de artículos y todo un equipo: ropa de civil, papeles alemanes, tarjeta de identificación, mapas, brújulas hechas a mano, raciones de emergencia y otras cosas. Muchos prisioneros continuamente recogían cualquier cosa que pudiera ser útil al equipo. Otros trabajaron sistemáticamente y sin descanso sobornando a los guardias y practicando un intenso mercado negro con ellos.

Cada persona tenía un trabajo específico que hacer. Había herreros, ladronzuelos y falsificadores que trabajaban secretamente mes tras mes. Se crearon equipos que se especializaban en tareas de distracción y camuflaje, manteniendo a los soldados alemanes ajenos a lo que ocurría.

La noche del 24 de marzo de 1944, después de más de un año de trabajo, 220 hombres se prepararon para arrastrase por los túneles y salir a un bosque fuera del campo de prisioneros. Sin embargo, cuando el primer prisionero terminó la travesía por el túnel, descubrió que la salida se había quedado un poco corta. En lugar de salir un hombre por minuto, apenas pudieron sacar una docena por hora. En total, ochenta y seis hombres escaparon antes que se descubriera el túnel. Bajo alerta nacional los alemanes capturaron a ochenta y tres de los ochenta y seis prisioneros y Adolfo Hitler ordenó la ejecución de cuarenta y uno de ellos. Sólo tres alcanzaron la libertad.

Los grandes desafíos demandan un gran trabajo de equipo y la cualidad que más se necesita entre los compañeros de equipo, en medio de la presión de un reto difícil, es la colaboración. No cooperación, porque la colaboración es más que eso. Cooperación es trabajar juntos placenteramente. Colaboración es trabajar juntos agresivamente. Los miembros colaboradores de un equipo, como lo debe ser un esposo y una esposa hacen más que simplemente trabajar uno con el otro. Cada cónyuge trae algo a la mesa que añade valor a la relación y sinergia al equipo. La suma de un trabajo de equipo hecho realmente en colaboración es siempre mayor que sus partes. De tal manera hay que colaborar juntos para salir de la prisión de las deudas y lograr el gran escape hacia la libertad y la prosperidad integral ¡Es tiempo de salir de las deudas!

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