fbpx

Cultura Financiera

Muchos ven las “rajaduras” que tienen en sus vidas financieras y creen que esos son los problemas que deben resolver. Consultan con algún asesor financiero, algún banco o leen algún libro sobre cuáles son los pasos que deben seguir (o hacer) para solucionar problema. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los problemas financieros son una consecuencia de problemas más profundos en la vida del individuo. Son el resultado de violar los principios eternos de nuestro Creador.

Si no colocamos fundamentos sólidos e inamovibles como fundamento de nuestra vida, nuestra pared financiera continuará mostrando rajaduras. No importan las veces que creamos haber solucionado el problema con un parche por aquí y otro por allá. Primero debemos cambiar el ser para alcanzar la efectividad en el hacer.

El Dr. Tony Evans, fundador y presidente de La Alternativa Urbana, cuenta una historia que se relaciona con lo que un “principio” debería ser en nuestra vida. Cuenta que un grupo de barcos de la marina había salido a hacer maniobras de combate por varios días. Una noche, estando el capitán de uno de los barcos en la torre de mando, uno de los marineros le indicó que veía una luz acercarse por la proa. El capitán, al darse cuenta de que estaban en peligro de chocar, le indicó al marinero que hiciera señales con luces:

—Haga una señal a ese barco y dígale que estamos a punto de chocar. Aconséjele girar treinta grados.

Al volver, la respuesta fue:
—Es aconsejable que ustedes giren treinta grados hacia el sur.

El capitán entonces respondió:
—Vaya, marinero, y dígale a ese irrespetuoso: «Soy capitán de la marina de guerra y le ordeno que gire treinta grados».

La respuesta no se hizo esperar:
—Yo soy un marinero de segunda clase y aconsejo que inmediatamente cambie su curso treinta grados.

En ese momento, el capitán se puso totalmente furioso. Gritando a viva voz, le dijo al señalero:
—Dígale a ese necio: «Esta es la fragata de misiles Río Grande. ¡Le ordeno que cambie su curso treinta grados!»

De regreso les contestaron:
—Este es el faro de San Sebastián. Cambien su curso o se hunden.

Los principios económicos que encontramos en la Biblia son como el Faro de San Sebastián: leyes naturales que no se pueden cambiar. Tenemos libertad para manejar nuestra vida. No obstante, si hacemos oídos sordos a los principios de Dios en cuanto a las finanzas, corremos el riesgo de accidentarnos. Recuerda que los problemas financieros son solo una consecuencia de problemas más profundos en la vida. Son el resultado de haber violado los principios eternos impuestos por nuestro Creador.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *