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Cultura Financiera

Dios quiere que los cristianos se destaquen en cada área de su vida: en el trabajo, en la familia, en la iglesia, en todo. A menudo, los cristianos nos hacemos la idea de que el plan de Dios para nosotros es que seamos de segunda categoría. Por ello no alcanzamos nuestro verdadero potencial.

El cristiano puede sobresalir en todo lo que hace sin ser egoísta. El apóstol San Pablo se destacó sin ser egoísta. Simón Pedro se destacó y siguió siendo humilde. Cada uno de ellos conocía su fuente de poder y sabía lo que Dios le había pedido que hiciera. No aceptaron nada que no fuera la excelencia.

Nuestra meta debe ser lograr la excelencia en todo, en especial en nuestras finanzas. En 1 Pedro 4:11 dice: «Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén».

Permítenos darte un ejemplo práctico. Las esposas y las madres generalmente se destacan por lo que hacen, más respecto a los hijos. La madre suele ser quien enseña los hábitos en la casa y sus actitudes suelen reflejarse en sus pequeños. Si ella se destaca en lo que hace, y mantiene bien organizada la casa, puede ser de gran ayuda a la hora de hacer un plan financiero para el hogar.

Cada cristiano debe considerar lo siguiente para saber si está comprometido con la excelencia: ¿Mi trabajo da siempre ejemplo de mi vida cristiana?, ¿cada cosa que hago da testimonio de que soy discípulo de Jesús?, ¿puedo realizar mi trabajo y honrar a Dios?, ¿la empresa para la que trabajo trata honestamente a los demás?, ¿contribuyo a que otros violen los principios que creo?, ¿doy servicio genuino o simplemente satisfago mis propias ambiciones? Debemos responder a estas preguntas si deseamos que nuestro trabajo honre a Dios.

Por ejemplo, el negocio de los seguros puede ser un gran servicio. Pero, a menudo, la ganancia se funda más en el vendedor que en las necesidades del cliente. Se les vende a los clientes muy poca cobertura a un alto precio. Pocos profesionales brindan la calidad y cantidad de cobertura que se adapte a las necesidades de sus compradores. Brindar un servicio íntegro lleva más tiempo e involucra más esfuerzo. Sin embargo, si lo hacen, no solo prosperan como vendedores, sino que sus clientes se convierten en representantes de su trabajo. Si quedan satisfechos, enviarán a sus conocidos. ¡Esa es la mejor forma de publicidad!

El apóstol Pablo en Gálatas 6:9 dice: «No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos». Si hacemos un trabajo con excelencia podemos dar un gran testimonio. ¡Da siempre lo mejor de ti!

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