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Cultura Financiera

“La esclavitud financiera es el resultado de varios factores. Pero una de las causas que hemos identificado en nuestro pueblo latinoamericano es el problema de tener actitudes erróneas con respecto al dinero.

Si tiene una actitud errónea con respecto al dinero, va a tener problemas y va a caer en la esclavitud financiera. El orgullo, los celos, la avaricia, el tratar de competir económicamente con un amigo, ser impacientes, ser desordenados son sólo ejemplos de actitudes erróneas en cuanto al dinero. Ponemos en práctica en nuestra vida aquel famoso dicho latinoamericano que dice: “¿Adónde va Vicente?… ¡Adónde va la gente!”.

Nos dejamos llevar por la sabiduría popular y nos olvidamos del mensaje central de Romanos 12:2 en donde nos dice: “No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente, así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta”. No hemos aprendido a ser transformados por la renovación de nuestra mente y, entonces, caemos en esclavitud financiera.

Proverbios 21:5 dice: “Los planes del diligente de cierto van a la riqueza; pero todo aquel que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza”. Si nosotros queremos andar por el camino de los planes para ir a la riqueza, debemos desarrollar un plan bien pensado para manejar nuestros recursos económicos. Lamentablemente, planeamos muy poco, muchas veces porque tenemos una actitud “otro-mundista”. Pensamos que el Señor ya viene en su gloria y en cualquier momento nos arrebata y nos lleva al cielo, “¿Y para qué vamos a andar planeando?”

Yo ciertamente espero al Señor cada día, vivo en la expectativa de su llegada. Sin embargo, también estoy presto a lo que dice San Mateo 24:46, allí dice la Palabra de Dios: “Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así”. Nuestro deber no es convertirnos en personas con mucho dinero, o tener negocios más grandes o ministerios estelares. Nuestro deber es serle fiel a Jesucristo, dice 1º de Corintios 4:2:”Se requiere de los administradores que cada uno sea hallado fiel”. Nuestra responsabilidad no es la de limpiar la casa porque el Señor puede llegar esta noche; sino mantenerla siempre limpia a pesar de que Él no llegue hasta mañana por la tarde.

Tenemos que aprender, como decía D. L. Moody, un famoso evangelista, a “planear nuestras vidas como si viviéramos cien años. Y aprender a obrar y trabajar como si no llegáramos al final de este día”. Entonces, comencemos a orar y a planear como si fuéramos a vivir de aquí a cien años. Pero, por otro lado, comencemos a trabajar como si el Señor viniera ya mismo. Sería una vergüenza para muchos de nosotros que el Señor llegara y nos viera metidos en las situaciones económicas en las que algunos de nosotros estamos metidos.

Si usted está viendo que necesita hacer algunos cambios en cuestiones que tienen que ver con su planeamiento financiero, ahora es el momento de comenzar a hacerlos, porque el Señor viene en cualquier momento y nuestra tarea es manejar el patrimonio que nos confió todos estos años con absoluta fidelidad a su Palabra. Pídanos la guía para controlar sus gastos, que es un libro que le puede ayudar a comenzar en el camino de planificar sabiamente la forma en la que usted maneja los recursos que Dios colocó en sus manos.

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